Capitulo
7
Invierno
Después de comer el choclo, Fernán quiso
bañarse, secarse, jugar a la paleta, saltar en la cama elástica, barrenar las
olas, tuvo frío y se puso la campera, tuvo calor y se la sacó, comió
galletitas, una banana, se mojó, se secó y se volvió a abrigar...
Cuando el papá logró sentarse un momento en
la reposera le dijo:
-¿Porqué no seguís jugando en el pozo,
Fernán?
La mamá lo miró con cara de "¿Cómo vas
a mandarlo al pozo otra vez, después del susto que nos dio?". Pero dijo:
-Está bien, Fernancito, pero aquí cerca
nomás. No te metas tan adentro, ¿sí?
Fernán ni oyó la pregunta. Ya estaba con la
pala en la mano arreglando su pozo, que había quedado bastante desprolijo por
culpa de las hojas secas.
-Qué raro que haya hojas secas en la playa-
dijo la mamá, mirando el pozo.
-No es raro-explicó el papá, que sabía
mucho- El mar puede traer cosas hasta del otro lado del océano.
Y mientras ellos hablaban, Fernán cavaba
otra vez buscando el bosque y el dragón, al que ahora le había perdido el
miedo. Pero distraído como era, equivocó el camino y en vez de ver algo
amarillo al fondo vio algo blanco.
-¿Qué será? - se preguntó Fernán-. ¿Una nube?, ¿una oveja?, ¿un helado de
limón?
¡A Fer le encanta el helado de limón!
Otra vez cavó y agrandó el pozo hasta que pudo
llegar a ese blanco que estaba al final, pero cuando estaba llegando le dio mucho
frío.
-¡Mamaaaaa! - gritó, mientras volvía a
asomarse a la boca del pozo.
-¿Qué?
-¡Quiero la campera! - gritó. Su mamá le
alcanzó la campera y le pidió algo imposible:
-No la llenes de arena.
-No, mami-dijo Fernán, y volvió a
internarse en el pozo.
-Que pozo enorme, ¿no? - dijo la mamá,
sorprendida-. ¿Hasta dónde llegará?
-Hasta el Polo Norte, Mami-dijo Fernán a los
gritos. Y su mamá escucho:
- Hasta el Polo Norte, mami.
-¡Que gracioso! - dijo la mamá-. Dice que va
al Polo Norte. ¡Este Chico tiene tanta imaginación!
Claro que nosotros sabemos que no es la
imaginación de Fernán. Cuando asomó por el pozo sintió un frío helado, porque el
blanco no era de nube no de carpa ni de helado de limón; el blanco era blanco de
nieve y de hielo.
Menos mal que Fernán tenía las ojotas puestas, porque si no se hubiera quemado los
pies. ¿Que no se quemaría porque no hay fuego? El hielo también quema y eso
Fernán también lo sabía porque se lo leyó la maestra en un libro de Ciencias.
-¡Aquí no está el dragón!- pensó Fernán con
tristeza.
El blanco era más aburrido, no había hojas
para saltar, pero…
Familias, aquí subimos nuevamente el capítulo 7 de Fernán, esperamos que lo disfruten.Muchas gracias por visitar nuestro blog.
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